domingo, 25 de septiembre de 2011

El vuelo de la H.

He telefoneado a mi hermana. ¡Qué voz más clarita tiene por teléfono! Las mujeres en su gran mayoría, se lo oí decir en una tertulia al gran Arturo Reverter (Ars Canendi. Radio Clásica), tienen muy pocos problemas con su voz, él hablaba de las cantantes de ópera, los hombres en cambio al menor descuido "engolan" o se les ensucia la dicción por no saber colocar la voz en su sitio. En ellas el habla es natural, dicho esto sin doble sentido. Desde que se lo oí decir, presto mucha atención a este hecho, y todas están muy bien afinadas. Donde mejor se nota es cuando se les graba la voz o hablando por teléfono. Es una maravilla oírlas.
He llamado para decirle que uno de los días de las fiestas pasadas (fiestas que, aparte de esa alegría inusitada de la población, consisten también en represaliar a unos cuantos vecinos metiéndoles el ferial en sus casas), harto de experimentar los impactos de las orquestas, o de sentirme, en fin, como el conejo que cuelgan en la cucaña –ahora, me informan, es un jamón lo que cuelgan. También como jamón yo valdría– , fui a guarecerme a su casa de aquí, y me acosté en su cama.
R me había dicho que era una poca vergüenza no haberle cambiado las sábanas. Mi llamada era para preguntárselo. "¿Es una poca vergüenza o no?" Ella ha mostrado altura de miras. Se ha reído a carcajadas diciendo que aquello era una bobada, y hasta una ruindad preguntarlo. Yo, para hacer más cómica la situación, le decía que había seguido la orden estricta de aquel cartel que tenían clavado en un árbol en los jardines del Prado, en Talavera, que decía:" No deje rastro de su paso por estos jardines". ¡Inconmensurable! Creo que ya lo han quitado. Lástima no haber tenido una cámara para fotografiarlo.
Ella, aunque vendría de Madrid esa misma tarde, ha aprovechado para decirme que me había mandado un correo indicándome que en la entrada de las avionetas (papando moscas) de este blog, se me había volado una "H". Ya lo he corregido, pero sonaba como un microrelato. ¿A qué sí? Y, ademas, la H, que tiene la figura de un planeador.
Les digo que este blog está bendecido, hasta las erratas se convierten en literatura.
Sin alcanzar la altura de las obras maestras del genero, como aquella que reseñaba Francisco Rico, donde habiendo querido escribir: "la marquesa frunció el ceño", habían escrito: "la marquesa frunció el coño". Pero todo se andará.

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