En alguna calle del interior y en las carreteras, sobre todo
en las carreteras, señal de que la propaganda va dirigida al transeúnte más que al residente, (las estadísticas deben de indicar que en estos pueblos son más
los circulantes que los estables), han colgado pancartas de un tejido tan
liviano que el aire que estamos teniendo en este mayo vesánico levanta y
enrosca con facilidad.
Sé que estas campañas las diseñan eminentes conocedores del
subconsciente humano, y que lo tienen todo calculado al milímetro. No hay más
que ver cómo han evolucionado los colores de los tejidos de que están hechas
las pancartas, el rojo del socialismo es más rojo que nunca y el azul de la
derecha alcanza una palidez que destila inocencia.
Me atreveré, no obstante, a sugerirles para próximas
campañas un par de cosas. Primera, que tengan en cuenta el movimiento que han
de hacer las pancartas al ser levantadas por el aire. A estas pancartas les
iría bien imitar el modo en que volaban las faldas de Marilyn Monroe, no en el
sentido literal, es decir que los soplidos hiciesen aparecer en estampa los
muslos de la concejala más proporcionada, sino que tuviesen un contenido
agradable de observar, un aliciente que despertase nuestra curiosidad, por
ejemplo una serie de letras o mensajes que no se viesen cuando el trapo está
quieto, pero que formasen frases o palabras bonitas cuando se estuviese
agitando. Palabras que se agarrasen al corazón de los votantes y les hiciesen
acudir a las urnas perdida su capacidad de raciocinio y ciegos de buenos
sentimientos, que parece ser el modo de manipulación más
efectivo para pastorear a los pueblos.
La idea de la pancarta me ha venido a la cabeza recordando un centro comercial de Leganés que vi hace dos o tres años. Los largos pasillos llenos de tiendas estaban adornados con letras de grandes dimensiones y en relieve que formaban palabras como paz, solidaridad, ética, bondad, comprensión, tolerancia, amistad, amor, justicia, equilibrio, dignidad, y así sucesivamente otros muchos anestésicos bienintencionados, parecidos a los que estos últimos días venimos oyendo a mansalva. El centro comercial era un impresionante ejemplo de pornografía idealista dirigida a condimentar al consumidor, que ha de estar saturado de ideas genéricas y deseoso de ser otro, para quedar en su punto. Tal como las campañas electorales van dirigidas al cocimiento a fuego lento de un electorado que aspira con su papelito a cambiar el mundo que le rodea, o eso que llaman su entorno. Nada menos.
La idea de la pancarta me ha venido a la cabeza recordando un centro comercial de Leganés que vi hace dos o tres años. Los largos pasillos llenos de tiendas estaban adornados con letras de grandes dimensiones y en relieve que formaban palabras como paz, solidaridad, ética, bondad, comprensión, tolerancia, amistad, amor, justicia, equilibrio, dignidad, y así sucesivamente otros muchos anestésicos bienintencionados, parecidos a los que estos últimos días venimos oyendo a mansalva. El centro comercial era un impresionante ejemplo de pornografía idealista dirigida a condimentar al consumidor, que ha de estar saturado de ideas genéricas y deseoso de ser otro, para quedar en su punto. Tal como las campañas electorales van dirigidas al cocimiento a fuego lento de un electorado que aspira con su papelito a cambiar el mundo que le rodea, o eso que llaman su entorno. Nada menos.
Y en segundo lugar les aconsejaría que las pancartas no se
transparentasen, con el fin de que no pudiesen leerse nada más que por la cara
buena: VOTA, y no, como ahora ocurre, que puede leerse por la parte de atrás la
palabra al revés: ATOV. Esto es lo que yo leo en la tela roja que cuelga a la
altura del cuartel de la guardia civil. Y como soy algo distraído y bastante
olvidadizo, todos los días sufro el vértigo de encontrarme en otro sitio, y doy
en pensar que el Comité revolucionario se ha colocado el tricornio, o al revés,
que los tricornios han tomado la iniciativa y han salido a degollar burgueses
o, a falta de éstos, a esquilmar campesinos, que es algo por lo que, sin
necesidad de que se lo encomiende el soviet, ya han mostrado cierta afición.
Al margen de estos sustos que podamos sufrir los
atolondrados, es una descortesía que las pancartas sólo ofrezcan su mensaje a
los que vienen en la dirección adecuada, dando la espalda a los que vienen en
sentido contrario. Una pancarta para una sola dirección pierde el 50% de
eficacia propagandística.
Una cosa buena de esta campaña de mayo de 2015 es que el
resto de cartelería, las consignas y los retratos, la hayan colgado de los
cables del tendido eléctrico, o amarrado a los postes del alumbrado público. Es
un gran avance, una incuestionable mejora, que el futuro alcalde se presente al
público colgado, que no pegado a una pared. Más pronto que tarde lo que está
colgado acaba cayendo, pero si están pegados lo más habitual es que se queden
en la pared decolorándose durante uno o dos años, hasta que aquellas caras
sobredimensionadas y retocadas, ya de suyo monstruosas, van teniendo cada vez
una apariencia más cadavérica, lo cual produce en el contribuyente el lógico
alejamiento de las instituciones. Si cuesta tener que ver a un alcalde vivo,
mucho más costará acercarse al ayuntamiento para solucionar cualquier
trivialidad doméstica imaginándolo detrás de la mesa con aquella cara de asfixiado
que le va quedando en el retrato electoral.
La cartelería de este año, además, es de un tamaño moderado,
preparada, creo yo, para ser colocada a la altura de los ojos de los viandantes,
sólo que, como los candidatos tienen miedo de situar sus mensajes e imágenes al
alcance de las manos de los votantes, no les vaya a dar la tentación de
intervenir en la campaña realzando los atributos de los candidatos, modificando
los eslóganes o, simplemente arramplando con los cartones para utilizarlos como
combustible, pues los han situado a una altura considerable, de tal manera que
el mensaje tiene una dimensión de viñeta de tebeo, y en la fotografía del
proyecto humano que quiere aposentarse en el consistorio apenas se percibe un
amasijo muy borroso que, sin duda, aminora considerablemente la impresión que
produciría observar a más corta distancia el posado de este grupo de cincuentones.
Como ya he dicho al principio, este Mayo ni es florido ni es
hermoso, ha sido, en sus primeros días, exageradamente cálido, y desde entonces
hasta hoy muy ventoso, es decir un autentico especialista en el secado, justo
lo que estamos necesitando en desertilandia. Gracias a esta ventilación
extraordinaria de Mayo he podido constatar que algunos eslóganes de la campaña,
que en un principio me parecieron un poco ni fu ni fa, como suelen ser esta
clase de eslóganes, resultaban muy poco
apropiados para nuestro modelo de sociedad. Ayer o anteayer, cuando enfilaba la
carretera en el tractor camino del olivar, pude ver que uno de los cartelones
colgados de las farolas lo había tirado el aire, habiendo quedado muy bien
colocadito, no importa si por la gracia que tuvo en el planeo o porque alguna
mano caritativa lo puso de aquella manera, en uno de los bancos de los muchos
que hay situados a lo largo de esta vía. Lo gracioso del caso y hasta irónico,
si ustedes me apuran, es que esos bancos suelen estar ocupados por viejos
viejos o jubilados expres y en la cartela estaban escritos estos tres verbos,
uno debajo de otro: “Hacer. Trabajar. Crecer.” El lema del PP. Cuánto me
hubiera gustado tirar una foto a los jubilados y al cartel, todos juntos, Pero
no ha habido ocasión.
Haciendo cuentas a ojo de buen cubero, la gente jubilada que
hay en esta circunscripción debe de estar alrededor de siete a tres de cada
diez. Eso si no rozamos el ocho a dos. Con esta situación demográfica,
semejante a la de muchos otros pueblos del interior, el eslogan que hubiera
venido como anillo al dedo, hubiera sido: "Virgencita, virgencita, que me
quede como estoy". Aunque como la campaña está muy avanzada y es tarde
para corregir, la mejor manera de que
nadie piense que el mensaje es impropio o poco pensado sería llevar esta línea
de actuación del estimulo permanente un poco más lejos. Una manera muy
consecuente de hacerlo sería rotular en las puertas de los cementerios aquella
pintada famosa que escribieron en la tapia del cementerio de Zamora: “Cabrones,
levantaos. La tierra para el que la trabaja”.
El lema del PSOE: “Haremos más” ha tenido gran éxito entre
los agricultores, el gremio más pujante en la zona. A algunos agricultores,
sobre todo a los viejos agricultores, les encanta hacerse los analfabetos, se
fingen más catetos de lo que son para que nadie pueda saber si lo que ignoran
lo ignoran de verdad o sólo fingen ignorarlo, así explicado parece un mecanismo
psicológico muy complejo, pero se trata tan sólo de una forma muy rudimentaria
de camuflaje. Una vez que adoptan este papel, la cosa que más les divierte es crear malentendidos, tomar una palabras por otras, deformarlas, hacer como
que entienden lo que no es, y ensartar, llegado el caso, unas cuantas malicias.
Muchos rústicos de comedia han sido caracterizados de esta manera, pero el prototipo es Sancho
Panza. Las tretas dialécticas que Sancho pone en juego con Don Quijote tienen
plena vigencia todavía entre muchos viejos agricultores.
He de decir que la pancarta con el “Haremos más” está
colocada bastante cerca de un taller mecánico, lugar donde la gente del campo
suele encontrarse, y la leyenda de la pancarta ha sido muy comentada. Desde el
primer momento, en las conversaciones de las que he sido testigo el “haremos”
del verbo hacer, ha sido convertido en “aremos” del verbo arar y la catarata de
ocurrencias que han surgido al respecto
ha sido incontable. Saludos. Frases sin lógica. Retruécanos. Todo un repertorio
de burlas que puestas en el papel
perderían la gracia, pues hay que oírlas con su tono intencionado y garrulo, metidas entre risas, y acompañadas de miradas
cargadas de malicia.
Mayo ha asurado una porción del cereal, y al olivo, en plena floración, lo está maltratando,
veremos con que consecuencias. Ha acabado la campaña y no sé a quién votar. Lo que no impedirá que caigan del cielo nuevos ediles, y pasmosos alcaldes. Siempre estoy ocupándome de asuntos colaterales y me despisto. Leo, para intentar orientarme, el episodio del Quijote(II-25) de aquellos dos regidores que salieron a buscar el asno extraviado, propiedad de uno de ellos, y, puestos a rebuznar en campo abierto, para atraer al anlmal, ambos pudieron comprobar que la calidad de sus rebuznos era tal, que cualquiera de los dos podía pasar por un auténtico jumento.
Si al menos supiera cual de nuestros candidatos rebuzna mejor.... ¡Qué lástima! Otra campaña desperdiciada. Quizá si no rebuznase tanto... y lo viejo que soy ya para enmendarme.
Si al menos supiera cual de nuestros candidatos rebuzna mejor.... ¡Qué lástima! Otra campaña desperdiciada. Quizá si no rebuznase tanto... y lo viejo que soy ya para enmendarme.