miércoles, 10 de agosto de 2011

De algún modo hay que nacer.

He bautizado este blog con las mismas apreturas y devaneos que tuvo don Quijote para poner nombre a su caballo. Sólo que él empleó en ello únicamente cuatro días.
Yo he estado en trance de dejar a mi jamelgo en la cuadra por no saber cómo llamarle. O, como he visto que había hecho otro de los contritos que están metidos en esta nube, haberle sacado a los caminos con una leyenda que dijera: "no tiene nombre, pero se lo estoy buscando".
Al final, con el alma "desasida" y toda ciencia trascendiendo, ha sido la casualidad, esa cita de J.Pla anotada en la vuelta del papel de plata de un paquete de tabaco que rodaba por la mesa, la que me lo ha regalado. Es un buen título. Ojalá no se nos nuble.

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