miércoles, 30 de noviembre de 2011

Más lluvia.

Esta lluvia es del día cuatro de Noviembre. Nos pilla un poco lejos, ya lo sé. Es muy probable que estas aguas no llegasen a fluir, que se quedasen aquí absorbidas por la tierra, pero si alguna llegó a escapar ya habrá alcanzado el estuario del Tajo, en Lisboa. ¿Quién dice que no viajamos?  Estuve asomado a la barandilla del arroyo más de una hora, y aseguro que esas aguas se llevaron algo mío con ellas. Tampoco habrá que ir a todos los sitios en coche.
Hice esta fotografía a las dos de la tarde. En ese momento ya había pasado lo más fuerte del borrasco. Me gusta mucho el contraste, la ligereza, de esta figura en relación con la de la fotografía de la anterior entrada. La lluvia pone la música y nosotros le seguimos el paso. Esta figura parece ir atravesando una pequeña laguna sin acabar de apoyar el pie en la lámina de agua, aferrada a su paraguas como a un pequeño velamen que le ayudase a no hundirse.
La lluvia y sus metáforas de la vida, con ese punto de melancolía que tanto nos sosiega.

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