lunes, 19 de diciembre de 2011

Agua corriente...(Beniamino Gigli cantando).

Tengo un modo de relacionarme con la música absurdamente obsesivo. Debe de ser sólo torpeza para comprender lo que escucho. No me canso de oir, imperturbable y de forma reiterada, la misma música. Cuando algo me gusta de verdad escucharlo diez veces seguidas es lo más normal. Cuenta Ferlosio en "Las Semanas del Jardín" que  la forma primera, la de los niños, de relacionarse con el relato, es la de escuchar el mismo cuento una vez tras otra, "cuentamelo otra vez", manifestando sus quejas si el cuento se desvía del que ellos se saben. Esa es exactamente mi manera de oir música, que tengo además asociada a dos imagenes físicas. La primera, un poco brutal, es como si me estuvieran atravesando el craneo con un clavo, cada nueva audición es como un martillazo, y la música, como la punta del clavo, penetra más adentro del cerebro. En la segunda mi cerebro esta formado por un complicado sistema de acequias y canales de riego que estuviesen llenos de hojas muertas, la música circula por ellos como si fuese agua, al principio fluye con cierta dificultad, pero a medida que las audiciones se repiten el camino se va despejando.
B. Gigli con este aria de Nadir, de "Los pescadores de perlas" de Bizet ha circulado mucho por las acequias de mi cerebro. Aunque la letra original de la canción está escrita en francés, Gigli la canta en italiano. La letra es horrible, un pastiche de tópicos de los que suelen verse en los anuncios de perfumes, franceses todos ellos, por supuesto: "noche mágica", "éxtasis divino", "loca embriaguez". En este caso es una gran ventaja no saber idiomas. En cuanto a Gigli, su delicadeza y naturalidad es la de un hombre que utiliza agua de colonia. Es una suerte para él que ahora pueda comparársele a otros tantos cantantes en Youtube, parece que a todos los demás se les viese el conducto por el que expulsan la voz, una especie de ahogamiento, mientras que Gigli...... en fín, para qué malograrlo con comentarios perfumados pudiendo escucharlo directamente. Aquí van dos versiones de la misma pieza, una con orquesta y otra con piano, en esta última el cantante tenía sesenta y un años, lo dice el video. Quédense con él. Un poquito de agua clara fluyendo por nuestras maquiavélicas acequias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario