martes, 30 de octubre de 2012

La silla coja.

(Nota del 1 de Mayo). Aguardábamos en la fragua a que nos llegase el turno en la reparación de nuestras máquinas un hombre gordo y yo, cuando se presenta ML. silbando. Trae una silla coja para que se la arreglen. Es una cojera extraña. La planta en el suelo para que percibamos la gravedad del caso. Tres patas han perdido una porción y la única que  queda intacta es la que la hace cojear. Nos reímos de esta simpleza. El hombre gordo dice:
–Pues esa no le habrá crecido.
ML. que es un tartaja que habla a una velocidad endiablada dice que de las cuatro patas sólo una ha salido buena.
–Las otras han caído. –Nos mira guiñando los ojos. – Ahora a esta, por buena, la vamos a cortar… así no puede ser.
–Eso pasa mucho. –Dice el gordo. –Yo lo digo en mi casa, si hacéis las cosas bien, procurad que no se note.
Le miramos los dos al estomago y el gordo ríe hasta ponerse colorado. Tiene unos dientes pequeñísimos, tal vez desgastados, pero en todo caso muy eficaces.
ML. nos explica que es una silla vieja que tiene para sentarse mientras hace las "esperas" a los "guarros". Él viene vestido con prendas de cazador, con los pantalones un poco caídos y haciéndole fuelle sobre las botas.
–Lleva así la puta silla… no sé los años que llevará. Siempre la estoy calzando… tres piedras cada vez. ¡Si fuera una! Hoy he dicho, esto se acaba.
El disco de la radial soltando chispas ha entrado en el tubo de la pata  como si fuese de mantequilla. Esa facilidad o poca resistencia ha dado a ML. una idea de la calidad del material de que estaba hecha. Ha dicho moviendo la cabeza:
–Es una silla muy mala… para la caza nada más… la dejo siempre en la horcadura de una encina… y así y todo se la pudren las patas…¡cómo será!
Realizado el corte la ha plantado de nuevo en el suelo para comprobar que sentaba bien. Ha mirado sonriente al herrero y palmeándole en la espalda le ha dicho:
–¡Cómo sois los artistas!..Si mato el guarro te traigo una pierna.
El herrero ha dicho:
–Apúntalo, no se te olvide.
ML. ya se iba, se ha frenado en seco, se ha girado y, poniéndose un dedo delante de la cara, ha advertido:
–¡Si le mato! ¿Eh macho?... ¡Si… le… mato!...Que los guarros son muy listos.
El ojo frío y pequeño, la nariz de zorro,  ha seguido su camino con la silla colgando del hombro.
Bendito y con Dios.–Ha dicho el herrero–. A la fuerza el guarro que quede tiene que ser listo.

1 comentario:

  1. R dice.
    ME ha gustado mucho, porque yo seguramente actuaria igual que ML.

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