domingo, 8 de enero de 2012

Reyes metafísicos.

Aunque dije que dejaría mis botas en la ventana por ver si me traían algo los Reyes Magos, lo hice sólo por gastar una broma. Luego se me olvidó y las dejé como todos los días al lado de la lumbre, con los calcetines sucios metidos dentro. Una fea costumbre, pero muy práctica, por la facilidad que tienen los calcetines para perderse.
Cuando me levanté de madrugada y abrí los tiros de la chimenea, mientras veía nacer el fuego por una grieta de vivo color rojizo del tronco carbonizado, consideré muy seriamente la posibilidad de que los Reyes Magos hubieran estado allí. Era fácil imaginar con cuánto escepticismo habrían contemplado las botas, mirándose entre ellos y moviendo la cabeza. El espectáculo de los calcetines sucios durmiendo como animalitos en el interior era para desmoralizar a cualquiera. Estuve sonriendo un buen rato, viendo saltar chispas del tronco, e imaginando su gesto de incredulidad. ¿Quién que pretenda recibir un regalo de Reyes puede hacerlo con semejante grado de improvisación?
Pasado este momento gozoso, ha sido para mí una sorpresa, cuando he ido a retirar los calcetines para dejarlos en el cesto de la ropa sucia, constatar que sólo había uno dentro, el otro había desaparecido. He indagado, sin dar pistas, sobre su paradero. Mi familia ni siquiera acababa de entender mi pregunta: "¿alguien ha cogido un calcetín usado de una de mis botas?"
He provocado sus carcajadas cuando les he dicho que creía que los Reyes Magos se habían llevado uno de mis calcetines sucios. Concluidas las risas todos me han hecho la misma pregunta: "¿para qué iban a querer los Reyes uno de mis calcetines sucios?".
–Bueno, –les he dicho– tal vez alguien haya pedido un calcetín con aroma a "finas hierbas" y no lo hayan encontrado en otro sitio.
Una respuesta poco convincente. Luego, ya a destiempo, se me ha ocurrido algo que encajaba un poco mejor.
–Lo querrán para meterlo en el filtro de la lavadora, que es donde aparecen todos los calcetines desparejados.
A veces no me hago entender. Creo que mis prójimos han interpretado que estaba ironizando sobre uno de nuestros misterios domésticos, el de la desaparición de calcetines, la prenda más huidiza que conozco. Pero no, lo que quería decir es que no hay mayor regalo que el reencuentro con algo que creíamos perdido. Ergo, si te esconden un calcetín……te están regalando la posibilidad de encontrarlo.
Como se ve, es muy difícil, una vez que se ha pensado en ellos, que los Reyes Magos le dejen a uno sin regalo. Aunque no sea más que un poco de metafísica.

No hay comentarios:

Publicar un comentario